La nostalgia también es preciosa
pero no lleva carmín en los días de
fiesta,
ni huele a vainilla,
ni se quita los zapatos antes de entrar en
los coches.
Cada noche se sienta al borde de la cama
y me llena de ceniza los
cigarros,
juega a huir de mi para que la abraze,
se esconde en la balda
del armario donde has dejado tu ropa interior
y me mira escribir hasta
que me entra el sueño
y cierro los ojos con algún partido de deporte
americano.
Son los unicos que se emiten a estas horas.
Yo la acaricio,porque creo que la nostalgia
es como un gato que ha
venido a arañarme y a jugar conmigo,
la dejo meterse en la cama con la
unica condición de que se quede a mi lado,
abrazada a mi y me susurre tu
nombre hasta quedarme dormida.
La castigo al repetirlo mil veces,como si tratase de que aprendiera
algo.
Pero en realidad es ella la que me castiga a mi al tener que
escucharlo.
Tu nombre.
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